yoestoyamiaire
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Eyyyyy os escribo desde Paris, creo que empiezo a entender porque la llaman la ciudad del "amug" jajaja. Esto es precioso... ademaz Sil y yo estamos reviviendo el inter-rail y esta guay, aunque tenemos que ponernos al dia, porque hace 4 meses que no nos veiamos! Bueno ya os sigo contando, hoy nos vamos a ver los campos eliseos, un beso para todos!
P.D. Lo ùnico que no me gusta de aqui es que no hay gn de EspaGNa!!!!!!!!
1.- Contagia un bostezo en tu clase a primera hora de la mañana
2.- Adopta a todas las nubes y ponle un nombre a cada una. Como madre (o padre) responsable, manténlas controladas todo el día
3.- Busca formas ocultas en el gotelé de tu habitación
4.- Compra unos calcetines nuevos, estrénalos con los pies un poco "sudadillos" y luego pasa una tarde agradable quitando pelotillas
5.- Cómete un colín (dícese de ese mini-pan con forma de medio lazo) y después vete contándolo por ahí a tus amigos
6.- Haz un recuento mental de todas las mujeres con bigote que conoces.
7.- Consigue un loro y enséñale piropos tipo II (obrero de la construcción género nacional). Disfruta cuando tus visitas oigan lo que siempre quisiste decirte.
Nota: ejemplo de piropo tipo II: pescadilla frescaaaaaa!
Cuando los "adultos" me hablaban de la vida universitaria pensaba que aquello sería el paraíso. Incluso hasta las películas americanas medio-creíbles resultaban bastante atractivas: fiestas, césped, mus, alcohol y sobre todo y ante todo, libertad.
Pero oh sorpresa! La ley anti-botellón impide sangriadas, kalimochadas y San Canutos (sólo en la Complutense, la Politécnica que está al otro lado de la calle sí está autorizada). Las fiestas de primavera son en jueves, y yo tengo clase los viernes a las 8.30! Al césped sólo se puede ir cuando ya es de noche, porque el resto de las horas libres las has pasado en la cola de reprografía.
Y llega enero y/o mayo y/o septiembre y se acaba mi vida social. Y mi dieta se reduce a bocadillos de queso manchego (por joder a la cocinera, mas que nada, porque tiene que cortar el queso cada vez que llego yo jaja), y palmeras de chocolate, todo esto mientras estudio nutrición y me siento terriblemente culpable.
Y ¿qué decir de la tan ansiada "libertad"? Tienes la libertad de ver a qué te presentas en junio sin sobrepasar los dos tercios de las asignaturas en que te has matriculado, la libertad de que como faltes a las prácticas te suspenden, la libertad de dormirte en clase o indigestarte con el café productor de úlceras gastroduodenales.
Pues nada chicos, a disfrutar de la libertad uni-necesitaria, que cuando seamos mayores y solventes tendremos las tardes libres y un mes de vacaciones para aburrirnos y extrañar "aquellos maravillosos años" de facultad.
Hubo quien nació, vivió y murió, y cuando llegó frente a San Pedro, no pudo decir que había visto el mar, porque ancha es Castilla.
Hubo quien nació, vivió y murió, y no pudo confesar el haber visto llorar al cielo, porque Andalucía es todo luz.
Hubo quien nació, vivió y murió, y nunca supo qué se escondía detrás de las montañas, porque los montes de Galicia son demasiado altos para escalarlos.
Hubo quien nació, vivió y murió, y fue expulsado a los infiernos porque era el castigo merecido a una vida insulsa y aburrida.
Hubo quien nació, vivió y murió, y tuvo la suerte de recordar el pasado en tecnicolor en vez de en blanco y negro, pues había sido capaz de ver un mar en cada par de ojos, hacer que una lágrima fuese absorbida por una sonrisa, mover cielo y tierra para ver el mundo...
Hoy sé cuál es la causa de todos mis males... la culpa la tiene Meg Ryan. Y les voy a explicar, verán: cuando una es adolescente, va con sus amigas a ver películas de esas empalagosas de amor, en las que parece que todo se va a fastidiar pero en el último momento todos los malentendidos se arreglan y TRIUNFA EL AMOR! Y claro, las adolescentes crecemos creyendo en los cuentos de hadas, o para el caso, que existe un hombre maravilloso a la vuelta de la esquina, esperando ser manchado con un helado o cualquier patosada similar.
¿Y quién es la protagonista de todas esas películas engaña-bobas? Meg Ryan. Deberían preguntarles a todas las peluqueras del país cuántas clientas le han dicho: "Quiero el pelo de Meg Ryan" (y su tipín, y su sonrisa, y su cuenta corriente, y a Gladiator, y esa capacidad para enamorar así como así). Porque claro, la señorita hago-lo-que-quiero-con-mi-pelo que siempre está estupenda, sea ejecutiva, librera o lo que sea, enamora siempre al chico de la pantalla y al que la está viendo (que va amargado con su novia).
Y digo yo, que a una media de una peli al año, y un montón de espectadores por peli, más el actor en cuestión, unida a su amiga pelirroja-de-sonrisa-interminable pues... que no se puede acaparar tanto oye! Dejad algo para las demás!
La actriz sale a escena. En medio del silencio, de la soledad del artista, ella se pregunta acerca de si la naturaleza humana comprende una parte perversa, de cómo olvidar el desamor, de qué le está pidiendo el destino. Recita sus versos como si le fuera la vida en ello... al fin y al cabo, es su vida, lo único que tiene. ¿O lo único que tiene su personaje?
En el segundo acto acaba derrotada, desnuda de sentimientos, de rodillas suplicando que alguien pueda entenderla.
El público responde... algunos aplauden, otros lanzan sus tomates. El virgen vestido se tiñe de zumo rojo, como lágrimas de sangre que brotaran de su corazón. Encoge los hombros, esconde la cabeza bajo la incomprensión. Y en su camerino, llora tras el biombo... le da miedo mirarse en el espejo.
Y si pudiera encontrar a quien me diera las respuestas...
Pero nadie me da la respuesta a la pregunta desconocida. Ando buscando algo, más allá de una persona, un objetivo, una ilusión. Pero desconozco el fin de mi búsqueda. No tengo un mapa con una gran equis marcada en rojo. Para saber qué tengo que encontrar, primero debería saber qué ando buscando.
Sí, me busco a mí misma, y a veces no sé dónde mirar porque mis ojos apuntan hacia afuera (y fuera hay tanta y tanta gente...) Y mi corazón hacia adentro, pero está frío... o con los párpados como quien echa la persiana (y aún así, sintiendo intensamente...) En vez de estrellas, farolas. En vez de la primavera, otra mañana igual que la anterior. En vez de canciones, motivos para sentirme frustrada.
Y hablo a través de la niña de los zapatos rojos porque me da miedo ser yo misma. Puedo destruir el edificio que tanto me costó construir, porque olvidé poner la escalera de incendios. También puedo buscar la pieza del puzzle que me falta, no será tan imprescindible si estuvo ausente tanto tiempo sin que me diera cuenta.
Odio estar perdida en medio de mi misma, y saber que la respuesta está ahí, al alcance de mi mano, de mi mano ciega...
Y se encontró con Shakespeare y éste le dijo: "¿Eres tú la que ha dejado de creer en el amor?"
Y se topó con Darwin y éste le preguntó: "¿Eres tú la que piensa que la gente no puede cambiar?"
Y se cruzó con Galileo y éste le sugirió: "¿Eres tú la que aún sigue creyendo que el universo gira en torno a ti?"
Y se tropezó con Houdini y éste le interrogó: "¿Eres tú la que mantiene que la magia no existe?"
Y se encontró con Lennon y éste le suplicó que nunca dejara de soñar.