yoestoyamiaire

Ratones de Laboratorio

Hoy empezamos las temidas prácticas con ratones. Temidas porque a poco corazón que tengas, se te queda frío con las perrerías (ja, qué metáfora) que hay que hacerles a los ratoncillos.
Me pregunto qué pensaría mi profesora de Farmacología (más conocida como "la electrón") si unos gigantes le dieran volteretas en el aire a ver si cae de pie (o no), le intentaran meter un boli por el ojo por si se deja o le introdujeran una sonda por las partes pudendas para medir su temperatura. Me pregunto también qué opinaría el decano de la facultad de que le inyectaran anfetaminas alegremente (aparte de estar atacado de los nervios y atentar contra la vida del ratón autista que comparte con él la jaula).
Y por último, me cuestiono qué aprendemos con estas prácticas, porque yo creo que con saber inmovilizar ratones ya vale (en el futuro podré montar una empresa de desratizaciones, yo los inmovilizo y luego ya veré qué hacer). Quizá todo lo demás es "violencia gratuita"...

P.D. Dedicado a mi pequeño ratón autista, que aunque no se lave los bigotes ni aguante más de 2 segundos en la rueda giratoria, yo le quiero igual.

Lo que el mago no sabía

Lo que el mago no sabía es que la civilización enterraría el camino hacia él. Bajo el pavimento y los escombros suburbanos aguardaban, cual tesoro arqueológico, las baldosas amarillas.

La niña de zapatos rojos deambulaba, a veces, sin rumbo fijo. Otras trataba de encontrar bajo sus pies los reflejos dorados que indican la dirección precisa. Sólo halló el amarillo efímero de alguna que otra sonrisa sincera. En una ciudad con tantas señales de tráfico, nunca supo si los callejones sin salida fueron fruto de intuiciones engañosas, o verdaderos desvíos de las baldosas para que aprendiese que no cualquier destino es el correcto.

Al atardecer, debía estar muy atenta, pues si bien el sol no podía guiarle entre susurros a través de su viaje, le hacía disfrutar de su alrededor rociado de calidez. Y eso, por sí solo, ya merecía la pena. Aunque el final no estaba próximo, la niña quiso creer que el mago la estaría esperando. Y ya no tendría que buscar más, pues por fin habría encontrado el motivo de su felicidad.

Mi amigo el actor

Una vez tuve un amigo que era actor. Se movía elegantemente, como un caballero del siglo XVIII, era muy dulce y creía en esa su profesión que es contar historias. A veces sus manos cobraban vida propia. Su voz iba donde él quería, podía enamorarte, retarte, hacerte reir... siempre requiriendo toda tu atención, con una sonrisa y esa mirada de quien se sabe las frases de todos los demás personajes.

Hubo un día en que quiso orquestar su propia historia, y contarla desde un librito que huele a nuevo y que siempre viajaba en el bolsillo de su chaqueta. Pero no le dejaron, porque la gente cree que los actores sólo tienen los sentimientos que recrean sus personajes.

Así que mi pequeño actor se sentó en un rincón y pensó que nunca había querido contar aquella historia. Una lagrimita cayó sobre el libro, que con tanto cariño había forrado. El libro se cerró, y él volvió a vestirse de personajes fantásticos. Pero algo en su corazón le decía que sólo tenía que encontrar a las personas que quisieran contar su historia, para poder cumplir su sueño...

Se busca "muso"

Mi profe de clarinete estaba aburrido de decirme que le pusiera sentimiento al segundo movimiento del concierto que toco dentro de un mes (un mes!!!), así que me ha sugerido que pensara en mi novio. ¿Qué novio? Después me ha insinuado que pensara en el chico que me guste. ¿Qué chico susceptible de ser imaginado por mi en mis solitarias tardes de febrero?

Así que después me ha dicho que me compre un perro.

¿Alguien quiere ser mi muso?

Su título en Ciencias de la Memorización, gracias

Felicidades, señorita González.
Aquí tiene su título de Ciencias de la Memorización por la Universidad Complutense de Madrid. Somos conscientes de que quizá no haya aprendido mucho durante los 5 años que ha durado su arduo estudio, pero certificamos que es usted capaz de memorizar y recitar listas de fármacos, alimentos funcionales, reactivos oxidantes, bichos microscópicos, hierbas varias y otra serie de inutilidades. Avalamos no sus conocimientos, sino la capacidad fastuosa de su intelecto, y la creemos capacitada para cualquier cosa que se proponga, después de haber cumplido satisfactoriamente con sus estudios de no se sabe qué, porque no se acuerda de nada.
¡Ánimo, un mundo cargado de posibilidades le espera! Y puede que en él aprenda algo...