Hay días, como hoy, en que me siento "terriblemente" afortunada, y gracias, como no, a la música, mi música. Cuando estoy enfadadísima sé que tocando las Gymnopedies de Satie me relajo como si llevara 10 horas durmiendo. Si me entra un arrebato de enamoramiento, nada como zambullirme en Chopin. Si me siento pizpireta busco algo de Mozart.
Puedo pasar horas improvisando con mis alumnos sin parar de reir y sorprenderme de lo maravillosa que es una apoyatura . A veces me pongo un disco de tangos para clarinete y futurizo el momento en que yo pueda tocar algo parecido.
Cuando no me sale un pasaje, porque mis dedos (o mi cerebro) aún no son lo sufientemente rápidos, simplemente miro el título de piano que tanto trabajo (y años!) me costó, y que finalmente conseguí. Siempre está ahí para recordarme que, como dijo Beethoven, un músico se compone de un 2% de genio y un 98% de esfuerzo.
Y cuando intento componer, y el "genio" no se pasa a visitarme, puedo hacer dos cosas. Una es disfrutar con la inspiración de otros, otra escuchar mi música interior. Y así todo es más fácil, y de pronto, aparece el acorde que buscaba... y ojalá pudiera explicaros esa sensación...
El don de la palabra es eso, un don. Hay gente que lo tiene (Boris, Labordeta, mi profe de Hidrología) y otros que no (y para que veais que por una vez soy imparcial, el mejor ejemplo es mi amigo ZP, más conocido como Soso-man, pero también Ana Palacio o Acebes).
¿El buen orador nace o se hace? Porque a veces también depende del día que uno tenga. Por ejemplo hoy, que estoy espesa. Y entonces puedo recurrir a algo tan socorrido como hablar de política... total siempre tienes alguien con quien meterte, da lugar a polémica y nadie tiene derecho a tomárselo como algo personal! Y entonces parece que yo (con una oratoria escasita más bien) he sacado un tema tremendamente interesante, y por lo tanto vendo la imagen de que soy una gran comunicadora.
Conclusión... ni nace ni se hace. Simplemente, piensa más rápido.
No me gusta el atasco de todas las mañanas, ni estar 20 minutos buscando aparcamiento, ni tener que lavar el coche, ni que los taxistas me piten en los semáforos, ni dejarme medio sueldo en gasolina, ni que las mujeres por lo general conduzcan tan mal, ni tener ni idea de los papeles del coche, ni que me pongan publicidad en el parabrisas, ni que se me desinflen las ruedas por no se sabe qué, ni que me intimiden los autobuses, ni los peatones suicidas, ni que me lo caguen los pájaros...
Pero me gusta conducir :)
Si algo he aprendido en la universidad (aparte de que las enzimas se encajan como si fueran llavecitas en su cerradura, y poco más) es que la gente no es como yo quiero, sino que es como es. Y que a veces no puedo pedir a la gente más de lo que son, por mucho que les tenga "en tan alta estima".
Hay algunos que se sorprenden de lo heterogéneo de "mi gente". Los hay de todos los colores (blancos=madrileños y casi negros=malagueños), estilos, pensamientos políticos, gustos musicales, condición sexual, inquietudes y sueños...
Pero todos tienen algo en común... yo. Y no sé bien qué significa eso, si es que soy una persona tirando a poco definida, o que convivir con gente diferente a mi me enseñó a ver todo lo bueno que hay en ellos. Aunque a veces cometo el error de esperar algo más; otras, sin embargo, hay quien me sorprende...
Pedro Guerra
Para que luego no digan que la policía nunca está cuando se la necesita
27 de diciembre de 2003. Botellón en el parque del Conservatorio. Mucho frío, mucho cachondeo, un día importante para mí (mi futuro novio me dice que quiere algo serio cuando yo esté preparada!). Vamos a coger el metro para ir a Huertas y seguir la fiesta. Aparece la poli, nos piden el DNI, es injusto, ¡no estamos consumiendo en la calle, sólo transportando! Después del bajón pertinente, nos lo tomamos bien y hasta nos hacemos una foto enseñando el DNI.
16 de noviembre de 2004. Llega un correo certificado. Entre un montón de palabras que no hay quien entienda la cifra. 300 euros o ir a una jornada explicativa sobre la drogadicción. Ja. Y un plazo de 10 días para decidir (con uno me era suficiente!!!!!)
Día X, cuando nos toque a todos los expedientados ir a la charlita de 5 horas. Cuando acabe, le preguntaremos al policía de la entrada, que si por favor nos puede indicar dónde hay un bar.
"En beneficio de todos, llamen sólo a un ascensor". Esto es lo que pusieron justo debajo (o al lado, no sé) del interruptor que llama a los ascensores, porque la gente llama a los dos y coge el primero que llega, para ahorra 4 segundos, supongo. Que la vida es corta y no está como para desaprovechar el tiempo!
Así que como los vecinos de esta nuestra comunidad seguían llamando a los dos ascensores, y no querían sentirse culpables, "alguien" arrancó los cartelitos nuevos. El portero compró otros dos cartelitos, y los pegó más fuerte.
Ahora tenemos unos buenos trozos de pintura arrancada (que se fueron con los cartelitos de "en beneficio de todos") que nos recuerdan que llamemos sólo a un ascensor. O no.
1) Te gastas en móvil menos de la mitad de la mitad.
2) Puedes engordar o adelgazar todo lo que te dé la gana.
3) Tus satélites (los pesaos que te rondan) siempre están dispuestos a hacerte la pelota, y a subirte la moral un poco ya de paso (o no).
4) Tienes tiempo hasta para estudiar.
5) Si tienes síndrome pre-menstrual puedes pagarlo con tu hermano, él no va a dejar de vivir contigo por eso.
6) Tu vida social gana con las semanas, conoces sitios, conoces gente, te vas co-educando
y cada vez eres más popular entre tus amigos.
7) Todo lo que te ahorras en cines te lo puedes gastar en ropa.
8) No tienes que recordar aniversarios, sólo cosas (útiles?) como pagar la matrícula de la universidad, o cambiarte las sábanas los jueves.
9) Nadie te agobia para ir de vacaciones en plan parejita-feliz, y te puedes ir de Inter-rail tranquilamente sin cargos de conciencia.
10) Como no estás con nadie, tienes al resto de la humanidad masculina (o femenina, según cada cual y sus preferencias sexuales) para elegir!
Y yo que pensaba de la primavera... Ayer fui con mis padres la valle del Lozoya, donde están terminando de construir nuestra futura casa de pueblo. Qué sensación, escaparse de Madrid y en algo menos de una hora (casi lo que tardo en llegar a Sol desde mi casa) encontrarse en otro mundo, con árboles de todos los colores, el primer acebo de este año, un río con sus cascadas y el no-ruido del interior del bosque (el valle entero es parque natural), las vacas acostadas tranquilamente a la orilla del lago...
Pues eso, creo que ahora me quedo con los colores del otoño. Como los de la foto, ¡por algo "mi pueblo" se llama Alameda del Valle!
Como ahora ya no voy a la pelu a que hagan estropicios (prefiero hacérmelos yo solita), y estoy de cambios de look últimamente, pues eso lo aplico también aquí. Dejadme sugerencias que se me acaban las ideas! (También de temas: he escrito sobre política y he dejado por un tiempo de escribir sobre el temita (amor) porque me lo pedísteis!). A no ser mu crueles :D
Yo tenía la esperanza de que los americanos votaran al "menos malo", pero por lo que se ve... dedican más tiempo a comer comida basura que a pensar.
Sólo un dato: Kerry ganó entre las mujeres, minorías étnicas (negros e hispanos), los gays y en las grandes ciudades (los estados de la costa, vamos). Bush entre los granjeros y propietarios de ranchos...
Lo que yo me pregunto es por qué no nos dejan votar a todos en las elecciones para presidente del mundo mundial.
Es lo que pasa en los puentes, que al final nunca se hace nada. Y más si encima te dan una hora más para dormir el sábado!