Esa sensación de encontrarme con las cosas por segunda vez.
La oportunidad de buscar en los cajones un recuerdo que amar.
Y pasó, tanto tiempo que llegué a ver sombras en color
y creció, a mi lado como un árbol toda una ilusión.
En plena noche, a eso de las tres, algo se acerca
y no se deja ver, abre mi puerta, quiero entrar y salir
y refrescarme antes de repetir...
Antonio Vega - Esperando nada
Ha pasado mucho tiempo, tanto que ya ni me acuerdo. Hasta que la vida me dijo "ven" y tuve que correr. Soñando mentiras, recordando suerte. Quizá no es más que una persona equivocada (otra más)...
El día más insospechado me desperté con la entereza
de no hablar más de mi pasado y perdí peso en la cabeza.
He de hacer una declaración:
Odio la expresión "eso es una tontería más grande que un piano". Los pianos no son tonterías!!! Se trata de un instrumento muy serio, jope. Y como mis reclamaciones se desoyen deliberadamente, se lo digo al mundo desde aquí.
Ah! Por cierto! El clarinete no es un CHUFLO!!! Yo no toco el chuflo, ni cuando me pongo a estudiar voy a chuflar, un poquito de dominio del vocabulario eh? Que no sé para que tenemos uno de los idiomas más ricos si luego empleamos términos como chuflar. He dicho.
MADRID: Allá que vamos Sil (más conocida como gallina), Eugenia (que responde al nombre de jabalí), su hermana Susana (de alias animanil aún por determinar) y la que escribe, bautizada como cigarra (si alguien lo entiende que me lo explique).
BURGOS: Tras una compra consistente en chicles, patatas fritas, pavo, manzanas y pan de molde (tremendamente nutritivo todo oye) y noche en Lerma, nos fuimos a ver el Monasterio de Silos, donde un apuesto y no por ello menos lanzado guía nos enseñó el claustro. Sus mensajes insinuantes y nuestras respuestas jocosas durarían el resto del viaje.
BIZKAIA: En un pueblecito llamado Lanestosa vimos bailes populares forrados de banderas de Euskadi, fuimos a buscar moras e investigamos cuevas en la montaña que al final resultaron no esconder murciélagos.
CANTABRIA: Un recorrido por los pueblos de la zona nos llevó a Laredo (y su playa llena de pijos!) Santillana del Mar, Comillas y San Vicente de la Barquera (tierra de Bustamante jaja), entre otros. Nochecita en el coche a ver quién duerme con tanto ronquido, a la que siguió una reparadora noche en la estupenda casa rural con hidromasaje del valle del Liébana. En Picos de Europa subimos por un teleférico hasta un circo, a más de 1800 m de altura.
ASTURIAS: Sin sidra y sin ganas de volver a Madrid, ante nosotras el puente romano de Cangas de Onís. El Sella, sus corrientes asesinas y sus salmones kamikaces, nos invitaba a sumergirnos para siempre. Y para siempre no será
pero volveremos!