A veces sientes, por un microsegundo, la soledad pesante, en medio de tanta gente, que no te escucha, que no te aprehende…
Y recuerdo un tiempo en que en derredor hubo quien compartió pensamientos paralelos, quien venía a la facultad media hora antes para desayunar “lo de siempre”, quien potenció mi “yo” más “yo” y me ayudó a descubrirme, quien fue valiente y tenía ganas de cambios, alguien a quien hablar con libertad, que supo sobreponerse, que avanza con paso firme y entusiasta… que dio sentido y valor añadido a años de convivencia.
Alguien a quien hice daño. Esa extraña habilidad mía, a veces, de querer demasiado, sin empatizar momentos y lugares…
Y ahora, por azares de subvenciones autonómicas, viene para quedarse. Me regala una segunda oportunidad. Buscar piso, subir a la Alcazaba, salir de fiesta, hacer planes domingueros, estudiar y desesperarnos, teorizar de todo y de nada, comprar zapatos, hablar por teléfono durante horas cuando hace diez minutos que nos hemos visto, pensar en el futuro, madurar juntas… y recuperar el tiempo perdido.
Aunuqe lo mejor es lo que está por llegar :)