FELICIDAD(es)
Me sigue la corriente, como un canto rodado, como un viejo rockero. Y sabe que yo también le sigo, aunque a veces no camine demasiado rápido. Seguimos las flechas amarillas (que no baldosas) por una vía salpicada de estrellas, aunque sin más destino que el fin de las tierras por conocer.
Viajes a ninguna parte, al fondo de nosotros mismos. Yo sin mi otro yo no soy un yo completo, porque a su través me comprendí imperfecta, joven, libre, contradictoria, luchadora, exigente, efusiva, íntima... y compleja.
Nos vimos a través de un espejo viejo, de marco dorado cual rancio abolengo, de los de abuela de toda la vida. Nos miramos a los ojos, única imagen que el espejo devolvió como réplica exacta. Y sonó un oboe, y la orquesta comenzó a afinar...
La niebla ocultaba lo que nunca dejó de estar allí, sólo había que creer...