Wenn jemand mich gut kennt, kann er mit nur einem Wort mich definieren: Farben. Aus diesem Grund könnt ihr euch vorstellen, dass dieses Haus vom Architekt und Kunstler Friedensreich Hundertwasser mir gut gefallen hat.
Normalerweise die Wohnung sind immer immer gleich. Vielleicht grösser oder kleiner, vielleicht teurer oder billiger, in einer Stadt oder anderer. Die Architekter haben keine originelle Idee, sondern nur praktische Ideen. In der Welt der Globalisierung denken die Leute gleich, sie tragen die gleiche Kleidung aus Zara oder Esprit, sie haben keine Meinung, oder wenn sie eine haben, ist diese Meinung nicht eigene sondern geliehen. Die Individualität ist verloren.
Und plötzlich, kam der Mann voll von Frieden (=Friedensreich) und sagte: "Das kann überhaupt nicht sein. Ich bringe euch die "Toleranz der Unregelmässigkeiten". Die Leute sagen, dass die Häuser die Wände bedeuten. Ich sage dass die Häuser die Fernster bedeuten. Wir haben den Recht, dass wir unsere Fassade selbst entwerfen. Das ist besser als der Tod. Unsere Häuser sind krank, ohne Gefühl, diktatorisch, barbarisch, agressiv, steril, schmucklos, kalt, anonym und lear bis die Langweile. Ich möchte kein Haus bauen, das die Natur und die Leute schaden kann. Wir sind Gäste von Natur. Die Natur muss frei aufwachsen, wo der Regen und Schnee fallen."
Ich bin nicht wie die andere Leute. Ich bin anders. Ich habe diese Woche gelernt, wie ein Wörtebuch Deutsch-Chinesisch oder Deutsch-Russisch oder Deutsch-Arabisch aussieht. Ich habe verstanden, warum die kleine Wang aus Taiwan heisses Wasser (ohne Tee!!) trinkt. Und ich habe über die Probleme in Palestina gehört. Ich kann nicht wie die andere Leute sein. Ganz im Gegenteil...
Yo prefiero llamarla... "La casa de los colorines"
Algunas personas dicen que las casas consisten en paredes. Yo digo que las casas consisten en ventanas. El que vive en una casa debe tener derecho a asomarse a su ventana y a diseñar como le apetezca todo el trozo de muro exterior que pueda alcanzar con el brazo. Así será evidente para todo el mundo desde la lejanía, que allí vive una persona. Cualquier clase de diseño personal es mejor que la estéril muerte. Nuestras casas están enfermas desde que existen planificadores urbanos dogmáticos y arquitectos de ideas fijas. Todas estas casas, que tenemos que soportar por miles, son insensibles, carecen de emoción, son dictatoriales, crueles, agresivas, lisas, estériles, austeras, frías y prosaicas, anónimas y vacías hasta el aburrimiento. Nuestras ciudades son la realización de los caprichos dementes de arquitectos criminales que nunca hicieron el juramento hipocrático de la arquitectura: me niego a construir casas que puedan dañar a la naturaleza y a las personas. Un buen edificio debe lograr unir dos cosas: La armonía con la naturaleza y la armonía con la creación humana individual. Somos simples huéspedes de la naturaleza y deberíamos comportarnos consecuentemente. La naturaleza debe crecer libremente donde cae la lluvia y la nieve; lo que está blanco en invierno, debe ser verde en verano. Todo lo que se extiende en horizontal bajo el cielo, pertenece a la naturaleza. En las carreteras y los tejados deben plantearse árboles. La relación entre el hombre y el árbol tiene que adquirir proporciones religiosas. Así, la gente entenderá por fin la frase: la línea recta es atea.
Friedensreich Hundertwasser